Donde todo crece pero poco es indígena
Bali es un lugar especial dentro de Indonesia por tener influencias diferentes que le han dado una religión mayoritaria que no es la musulmana llegando a un sincretismo que afecta a todas las partes de la vida, incluida la gastronomía
Llegué a esta pequeña isla al sur de Java dominada por las ideas de paraíso exótico pero al descubrirla más allá de los centros de sol, playa, yoga y “comida healthy” me di cuenta de que había mucho más y que tal vez el paraíso, si lo hay, es otro
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LOS PLATOS
En Bali la comida está íntimamente relacionada con la religiosidad. Se reza a los dioses hinduístas en los templos pero también a otros dioses protectores y malignos para asegurar unas buenas cosechas. En casa se cocina una o dos veces al día y se come cuando se puede o se tiene hambre. Son comidas sencillas, a base de arroz, verduras y tal vez algo de pescado o carne. Los platillos más amados, por otro lado, se reservan para las festividades religiosas y prácticamente sólo pueden ser degustados en los templos.
Yo pude probar varios de ellos de la mano de cocineros locales que los cocinaron para mí y así os los muestro.
LOS INGREDIENTES
En Bali crece prácticamente de todo. Tal vez este es su paraíso secreto. Desde el omnipresente arroz a chiles, coles, naranjas, tomates, cebollas, cocos, plátanos, vainilla, café y cacao. Muchos de estos ingredientes se han integrado a la perfección a los suelos volcánicos fértiles pero son originarios de mucho más lejos.
Los dulces balineses son fieles a los ingredientes más locales y han tenido pocas influencias extranjeras