PATATA CON JUDÍAS VERDES
PATATA I MONGETA TENDRA
La patata con judías verdes no es uno de esos platos que encontrarás en un recetario catalán, pero forma parte de la dieta básica de la mayoría de familias del territorio
Los catalanes alabamos este plato de forma silenciosa, sin alardear, tal vez por su simpleza, por no llegar a ser una escudella o una botifarra amb seques. Aun así, preguntando a muchas personas, este es uno de los platos más consumidos en el territorio catalán y una de las recetas preferidas en el ámbito familiar.
EXPLORA LOS INGREDIENTES
Patata = Patata
Amb = Con
Mongeta tendra = Judías verdes tiernas
Un secreto a voces
Yo he comido este plato innumerables veces. Nunca en restaurantes, pero sí en mi casa o en casa de mis abuelos o tíos. No es uno de esos platos que luzcan y quieras servir cuando vienen amigos a casa. Es, sin duda, una recta que se queda dentro de los márgenes del hogar y la familia, una buena fuente de vitaminas y fibras para niños y adultos.
Curiosamente, mientras estaba en Italia haciendo de profesora para una familia de tres hijas, un día la madre nos sirvió lo que yo conocía como “verdura” y así lo exclamé. Todos se me quedaron mirando como si me hubiera dado algo y se pusieron a reír. Les sorprendió que llamara verdura específicamente a la patata y las judías verdes cuando habíamos estado comiendo verduras en multitud de otras ocasiones. Tan popular es este plato en Cataluña que los niños asocian la dosis de verdura con él.
Este plato no puede ser más sencillo: judías verdes hervidas con patatas y aliñadas con aceite de oliva y sal. A veces hay quien le añade cebolla y zanahoria pero ya son variaciones de la receta típica. La judía utilizada suele ser aquella llamada “perona” (como en este caso) que tiene la vaina ancha y aplastada, o la judía “fina” o “redonda” que es más pequeña que la anterior y tiene una forma más circular. Respecto a la patata, normalmente se utilizan variedades que son más aptas para ser hervidas. Al haber tan pocos ingredientes, se suele optar por una materia prima buena, por eso, el aceite de oliva que mejor elevará este plato es virgen extra.
Este plato, como decía, no tiene exclusividad catalana, de hecho, solamente uno de los cuatro ingredientes es natural de la región: la sal. Las judías llegaron con los primeros barcos que retornaron de México a finales del siglo XV y las patatas desde los Andes peruanos con la conquista de los territorios por Pizarro a partir del siglo XVI. Las judías no tardaron demasiado en consumirse pues se asemejaban a las habas que ya conocían en el Viejo Mundo, pero las patatas tardarían bastante en popularizarse. Por otro lado, a pesar de que el aceite de oliva se ha consumido en el territorio desde hace siglos, fueron los fenicios quienes introdujeron los olivos en el Mediterráneo occidental. La sal, en cambio, era un bien al alcance, aunque muy preciado. Se podía obtener del mar o de las minas de sal en Cardona. Seguramente la unión de todos estos ingredientes no se popularizó hasta el siglo XIX o XX, como la mayoría de platos de la gastronomía catalana.
Desde que vivo en Tailandia, hace casi 4 años, a menudo me sorprendo preparando platos en casa que me recuerdan a mi infancia. Casi nunca son aquellos típicos, sino más bien una buena “verdura” o una ensalada verde, platos que no se consideran suficientemente importantes para estar en los recetarios pero que son parte del día a día de la mayoría de familias y por lo tanto más cercanos al corazón.
La escudella era uno de los platos invernales más consumidos en Cataluña desde la Edad Media y ahora es una representante de la Navidad