LA PAPAYA
Cultivada por los mayas, transportada por los españoles y afincada en Asia y África donde hace las delicias de ensaladas picantes
Un día que paseábamos por un mercado de plantas al que vamos alguna vez a ver las orquídeas y las flores en esplendor decidimos comprar una pequeña planta con hojas en forma estrellada que nos llamó la atención. El señor nos dijo que era una planta de papaya y la plantamos en el jardín sin demasiadas expectativas, teniendo en cuenta las experiencias previas con otras plantas. Tan solo unos meses más tarde y favorecida por las lluvias tropicales de verano, ¡tenemos un árbol grande y con frutos!
Aunque en Tailandia se encuentran papayas a cada esquina y los árboles crecen y florecen por doquier, no es una especie perteneciente a esta zona del mundo, sino que viene de bastante más lejos. Se cree que las papayas son indígenas de Mesoamérica, y fue precisamente en México donde probé su jugo por primera vez. Siendo prácticamente el primer país tropical que pisaba en mi vida me fascinaron todas las diferentes frutas que se podían encontrar fácilmente, y todos los jugos que se hacían con ellas. En España se pueden encontrar papayas de importación, pero no crecen en Europa ya que necesitan un clima tropical.
Se cree que fue la civilización maya, en su periodo arcaico (8000-2000 a.C.) quien empezó a seleccionar y cultivar la papaya para aprovecharse de sus virtudes. Los frutos de las plantas cultivadas son más grandes y tienen menos semillas que aquellos de las plantas silvestres, que aún se encuentran en Mesoamérica. Pero los mayas no solo comían los frutos de la planta, sino que descubrieron que sus hojas tenían propiedades interesantes.
La papaína, una encima presente en la planta de la papaya, tiene el poder de romper los enlaces de las proteínas animales por lo que hace la carne más tierna. Aunque los mayas tal vez no le dieran nombre, parece ser que sí que conocían sus propiedades puesto que solían enrollar la carne en hojas de papaya. Esta práctica fue observada por los colonizadores españoles y la trasladaron al Viejo Mundo.
Los españoles no sólo trasladaron los poderes de la papaína, que también es capaz de evitar la sedimentación proteica de la cebada, haciendo la cerveza más digerible, sino que exportaron la planta a Europa y a otras de sus colonias, tanto en América como en Asia. Desde las Filipinas la papaya llegó a todas las zonas tropicales del continente asiático y después a África, traída por los poderes coloniales europeos.
En el momento de la conquista, la papaya se cultivaba desde el sud de México hasta el istmo de Panamá, donde tenía el nombre de olocoton. Los españoles, responsables como decía de su expansión fuera de Mesoamérica, la llevaron a la Hispaniola (República Dominicana y Haití) y adquirió el nombre caribeño de ababai que evolucionaría a papaia y papaya. En Jamaica se la conoce como pawpaw y en otras zonas toma nombres diferentes como fruta bomba (Cuba), lechosa (Venezuela) o mamón (Argentina).
Las papayas se diversificaron en todos estos lugares y crearon árboles, flores y frutos ligeramente diferentes. En general, los frutos son más bien alargados y presentan un color verde oscuro y carne blanca cuando están inmaduros, y un color salmón y carne naranja con pepitas negras cuando están maduros. El fruto inmaduro se come mucho en ensaladas en todo el Sud-Este Asiático, como la famosa som tam tailandesa y es también del fruto inmaduro del que se obtiene la papaína, creando cortes que desprenden un líquido blanquecino y pegajoso (por eso el nombre de “lechosa” en algunos lugares).
Actualmente las papayas crecen en todas las zonas tropicales y subtropicales del planeta. La India y Brasil son los máximos productores y México es el máximo exportador. En Australia, Sud-África, los países Subsaharianos, el Sud-Este Asiático y Latinoamérica también se cultivan grandes cantidades de papaya tanto para el consumo como para la exportación de papaína, que se utiliza en medicamentos, cervezas, industria alimenticia, cosméticos….
Fresca, ácida y picante. La ensalada favorita de los tailandeses